martes, 15 de diciembre de 2009

Es lo que tiene...


Me tenía que pasar... Conociéndome, tenía que meter la pata. De natural suelo ser un poco torpe, además me pongo nervioso en circunstancias complicadas y claro, dejas de controlar y acabas haciendo exactamente lo contrario de lo que querías. 


Para que me entendáis os voy a poner un ejemplo: Sin ir más lejos os voy a explicar lo que me ocurre cuando conozco a un chico que me gusta: No sé cómo pero siempre digo lo que no debo y mientras más me atrae, más nervioso me pongo y más se enreda todo. La frase inadecuada aguarda en mis labios como un líquido a punto de rebosar  y no sé por qué extraño fenómeno, la gota que lo colma, siempre acaba cayendo. Os explicaré lo que me ha ocurrido en  más de una ocasión después de haber pasado la noche con alguien interesante... (Sí, sé que esto va acerca de mi virginidad, pero ya os he dicho que no es del todo cierta, es solo que nunca he repetido con nadie...) Pues en el momento de la despedida, no me aguanto y pregunto ¿Cuándo nos vemos otra vez?  (Ya voy mal si soy yo el que lo tiene que preguntar) Él: "No lo sé" (Respuesta que denota evidentemente que no está interesado en seguir viéndome o al menos que prefiere distancia). Mi respuesta (En lugar de callar y marcharme para dejar las cosas fluir) ¿Qué tal el finde que viene? El: "No puedo , estoy ocupado". Yo: "No pasa nada, si no es el finde, entre semana". Él: "Estoy hasta arriba de trabajo". (Yo ya sé que la cosa va mal pero aún así no puedo cerrar la boca). "Bueno pues hablamos el Lunes siguiente y quedamos". Él: Me abre la puerta y dice que tiene que ducharse, que le esperan y tiene prisa. 


Esta es una muestra de cómo soy capaz de crear una situación patética, de que mi habilidad para babear aún sabiendo que  se me nota es importante y que si había alguna posibilidad, la suelo joder por inconsciente. Es solo uno de los múltiples ejemplos. No hablaremos de cervezas derramadas, de indisposiciones repentinas o de encuentros inesperados con el ex de turno...


Pero volviendo a lo mío, en estas estaba y me las daba felices pensando que con el casting y el anonimato, las cosas iban a ir mejor, cuando antes de darme cuenta la vuelvo a cagar. ¿Cómo puedo ser tan descuidado que voy y envío un e-mail a una persona equivocada? (Al menos no era a mi jefe, que cualquier cosa puede pasar). Tengo tal batiburrillo de mensajes y cosas que no me entero. Yo antes tenía un perfil de lo más soso y me daba tiempo de sobra para gestionar los dos mensajes anuales que me llegaban, pero ahora estoy desbordado y claro, pasan estas cosas...


El caso es que voy, me confundo al poner un guión bajo en lugar de uno medio y envío un correo a una persona que ni siquiera está en Gaydar. Os podéis imaginar la respuesta del tipo que recibe la misiva y que para más inri es hetero (por no mencionar que le adjuntaba una foto un poco subida de tono...) Casi sale a la calle a  darme de leches por haber pensado  que él podía querer algo conmigo, un hombre casado y con hijos... No tuve más remedio que explicar todo lo que pasaba, le conté lo del perfil que había abierto, lo del casting, lo del blog y finalmente lo de la probable confusión que yo había cometido. La historia le pareció curiosa y empezó a preguntarme. Como no había expectativas por medio, empecé a charlar con él  sin preocuparme por nada, tanto que incluso acabamos echando unas risas...


Y hete aquí, chicos... que quizá haya encontrado a alguien importante... Por supuesto el casting no ha acabado... pero mi energúmeno desconocido y yo hemos conectado de la forma más rocambolesca y os tengo que decir que tiene posibilidades de ganar (y si os preguntáis por su mujer, ya lo sabéis, no soy celoso)... Aún no sé quien se llevará el gato al agua pero alguno se tendrá que ir poniendo las pilas si quiere conseguir algo... Eso sí, prometo tener la boquita bien cerrada para no volver a liarla (Siempre que no sea estrictamente necesario, claro...)



Y colorín colorado, este cuento se ha acabado... (Por hoy)



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