Cuando empecé la aventura sentía que disponía de tiempo suficiente, que podría vivir una aventura larga y divertida. Cuando empecé con esto fantaseé mucho, me divertí pensando en cuántas cosas podrían ocurrir, en los chicos interesantes que iba a conocer. Feos, guapos, jóvenes, maduros... Interesantes todos. Interesados en mi. Me dormí aliviado por los polvos que sucedían en mi mente. La convención, la rutina se alejó de mi vida por un instante. La magia surgió de entre mis dedos.
La realidad como es natural fue otra. Mucho más descarnada, mucho más concreta, mucho más decepcionante. Comprobé que a pesar de todo, la imagen sigue pesando, que se considera que escondo mi "yo" porque no descubro mi imagen, por mucho que desnude mi alma en estas letras. Compruebo también en cada mensaje que lo único que deseamos es un instante de sexo que nos engañe y nos diga que no estamos solos y que cuando se plantea algo diferente, huimos despavoridos. ¿Pero qué esconde esto? Siento que a veces tenemos (tengo) miedo de exponernos, de abrirnos como somos, de mostrar nuestros temores, nuestro interior. En la selva que es nuestro mundo sabemos que en el instante en el que nos descubrimos, nos pueden infligir un daño que nos puede matar. Y son muchos siglos de sociedad así, tantos que hasta da la sensación de que esto se ha grabado en nuestro código genético. Más aún cuando somos gays.

Mi hora está llegando... El tiempo me ha alcanzado...
Y cuando todo termine, sonreiré porque algo nuevo va a empezar y como alguien de vosotros me dijo, será imposible cerrar la caja de Pandora que un día decidí abrir...
Y putas las ganas que tengo de hacerlo.
Y cuando todo termine, sonreiré porque algo nuevo va a empezar y como alguien de vosotros me dijo, será imposible cerrar la caja de Pandora que un día decidí abrir...
Y putas las ganas que tengo de hacerlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario